Cerezas e Libros...

CEREZAS Y LIBROS


QUEIMOSO

Con cada visita a Fundão se renueva mi capacidad de sorpresa. Esta vez hemos ido en compañía de Andrea y Fabio a la presentación del libro Aspectos da romanização, escrito por João Mendes y Joana Bizarro y publicado por la editorial salmantina El Delirio, un texto que hace sabiamente divulgación de las investigaciones y hallazgos arqueológicos. Dirigió el acto Manuel Frexes, con la cortesía y la eficacia con la que aflora el futuro en estas tierras, de la mano de esos signos de identidad del pasado recuperado con serena presteza.

Antes estuvimos paseando por las calles de Fundão. Ha surgido en cada plaza una fuente, a la vera de parterres y macizos de flores muy cuidados, árboles que sencillamente dan sombra y bancos que alguien ha puesto sin otro propósito que la gente descanse y disfrute. Luce flamante el Moagem, combinando opacidades, colores y transparencias, en ese punto mágico donde se asienta la vieja gasolinera y arranca el bulevar que nos lleva al Ayuntamiento y que a mí, no sé por qué, me trae recuerdos de la infancia. Hace poco se ha inaugurado el Museo Arqueológico que dirige João, latiendo en una calle que parece modesta. Tras cada intervención en Fundão hay como una especie de letrero invisible que proclama su carácter público, y otro mensaje mayor que niega la aparente situación de paso de esta ciudad en el tránsito hacia Guarda o Castelo Branco: hemos llegado a un lugar para quedarse.

Mientras esperábamos en el vestíbulo de la Biblioteca, cerca de esa fuente colosal que hiende una plaza moderna y blanca, apareció Belarmino Lopes, con su aspecto caribeño mixto de jovialidad e intelecto. Para quien no lo conozca, debo añadir que hay buenos anfitriones, los hay magníficos y luego esa categoría excelsa en la que habita Belarmino, ejerciendo como tal durante horas en el local que regenta la familia de Filipe Nuno.
Con una generosidad impropia de un dandi, fue Belarmino quien nos dio a conocer el queijo queimoso, esa sacudidada de los sentidos, y lo hizo en voz muy baja, con el recelo de los contrabandistas cuando cruzaban la Raya. No debo revelar aquí el proceso de elaboración de este queso que se produce en edición limitada, casi clandestina, por si las moscas, dicho sea con toda intención. Para que me comprendan los niños, sólo diré que, combinado con el vino de Fundão, el queimoso es como una explosión de petazetas, cuyo regusto dura tanto como el recuerdo de los amigos.


Manuel Ambrosio Sánchez Sánchez
Profesor de la Universidad de Salamanca